Cuidados para tu bonsai ante la llegada del calor

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El mayor peligro para un bonsái es el verano. La falta de agua es la principal causa de muerte de los bonsáis, unos árboles que crecen en pequeñas macetas o en bandejas. Estas joyas de la naturaleza apenas cuentan con reservas de agua y, si transcurren unas horas sin humedad en época de calor, el árbol puede morir.Un día de sol y calor puede hacer que la tierra contenida en la maceta en la que vive el bonsái quede completamente seca. Unas horas de insolación directa, tanto si el árbol está en el interior de la casa o en un jardín, patio o terraza, puede causar daños irreversibles en los bonsáis. Igual que a una mascota no se la puede dejar un fin de semana en casa sin agua, los árboles necesitan humedad para que la savia siga fluyendo desde las raíces hasta la hojas.

Hemos logrado que nuestro bonsái llegue sano y bello a esta época del año, después de haberle suministrado los nutrientes necesarios durante la primavera, la estación en la que rebrota la vida en la naturaleza tras el letargo invernal. Ahora que ya estamos plenamente encariñados con nuestro arbolito, no podemos dejar que muera. Además, no es tan complicado evitar que un bonsái se seque. Sólo requiere un poco de cuidado, una mínima precaución, o tomar las medidas necesarias. Es una crueldad olvidar al ser vivo que nos ha acompañado, silenciosamente bello, durante los meses de invierno.

El recurso mas fácil, dejarlo al cuidado de un familiar o un vecino, suele ser el mas peligroso. Es relativamente habitual que los árboles se sequen, por olvidos a la hora del riego o porque no se le suministra la suficiente agua. La necesidad de hidratación es muy fuerte durante el verano, especialmente si el árbol queda unas horas olvidado a pleno sol.

Un bonsái es un árbol que vive en un pequeño tiesto y reproduce así, a escala reducida, la belleza de la naturaleza. El término “bon-sai” significa precisamente árbol sobre bandeja. Quien tiene un bonsái sabe que puede permitirse el lujo de cuidar un árbol en casa, aunque viva en un pequeño apartamento urbano, pero no podemos olvidar que, como todo ser vivo, nos exige una cierta atención. No nos pide demasiado, solo unos minutos o unos instantes cada jornada, pero sí es imprescindible vigilarlo todos los días, ser constantes.
Está claro que los amantes de los bonsáis piensan que lo pequeño es bello. El equilibrio es una de las reglas básicas que sigue cualquier aficionado o experto cuando trabaja en el árbol para modelarlo. Lo ideal de un bonsái es que nos recuerde a un árbol como los que vemos en los campos. Es decir, un objeto de tamaño pequeño, pero el conjunto debe guardar siempre unas proporciones equilibradas entre la altura, el tronco las ramas y la maceta en la que está plantado.

La diferencia de los bonsáis con los grandes ejemplares que crecen en la naturaleza es que estos cuentan con una maraña de raíces que buscan la humedad a bastante profundidad. El aficionado o la persona que acepta un bonsái como regalo debe comprometerse a convertirse en la madre la naturaleza y dotarle de todo lo que necesita. Las raíces no pueden dejar de absorber una cierta cantidad de agua, igual que ocurre en la naturaleza, pero la reserva que se almacena en la maceta es muy escasa. Por tanto, habrá que vigilar atentamente para que a la tierra no le falte nunca la humedad necesaria.

Cuando el calor aprieta de verdad quizá hasta será necesario regar al bonsái dos o tres veces al día. Dejar un bonsái 24 horas sin agua en pleno verano puede suponer su muerte, sobre todo si es una especie delicada o si está demasiado tiempo expuesto al sol.